Sociedades macroeconómicas / La Columna J

“La filosofía implica una movilidad libre en el pensamiento, es un acto creador que disuelve las ideologías”: Heidegger

El tiempo y el ser representan esencias básicas del comportamiento humano, en algunas ocasiones extendidas en abstracciones diluidas y en otras comprometidas con una búsqueda ideológica centrada en la convicción y en la conveniencia. De ahí se derivan las necesidades, puesto que el ser humano se ha perdido en la categorización de lo básico para complacer lo impuesto. Los juicios de valor forman parte de la ciencia social, la estadística de la macroeconomía.

En un sistema democrático y en un mundo globalizado en donde el neoliberalismo dicta en gran medida las líneas de comportamiento de las distintas sociedades, bajo la composición de la conveniencia, la convicción y lo necesario, también de la esclavitud y la revolución.

La rutina social, bajo el preámbulo económico, estriba en la constante generación de riqueza para la adquisición permanente de bienes que brinden mayor comodidad de manera individual a las personas. Evidentemente existen coincidencias y necesidades compartidas que se aglutinan en segmentos. Algunas naciones enfocan sus recursos en el aprovechamiento de los recursos naturales para poder solventar los intereses de la comunidad. Sin embargo, existen otras naciones que se ocupan en la generación de activos intangibles como la innovación tecnológica para poder satisfacer las propias necesidades.

Cada sociedad tiene grandes diferencias en cuanto a consumo se refiere, pero no es difícil de entender que cada vez existen mayores diferencias en cuanto a enfoque y en cuanto a tendencias. Mientras en algunos países nórdicos se están ocupando en adquirir desechos en medio oriente para poder transformarlos en energía, al mismo tiempo existen países en donde se están haciendo las primeras legislaciones para la clasificación de los desechos.

“El sentido común del hombre tiene su propia necesidad, afirma su legitimidad con la única arma que está a su alcance, esto es, la invocación a lo obvio de sus aspiraciones y reflexiones”: Heidegger

Algunas de las tendencias más evidentes de este siglo, es la gran dependencia a la tecnología por parte de las sociedades, un papel de equidad para las mujeres y resplandeciente liderazgo en el sector político y laboral, los efectos disrruptivos que en economía son una amenaza para los sectores que están rezagados en cuestión de tecnología y en competencias, la curva poblacional en donde hay una mayor proporción corresponde a los jóvenes.

Una que particularmente tiene que ver con los efectos macroeconómicos es la elasticidad de la clase media, Thomas Pikety refiere que con el paso del tiempo y en tesitura con el dinamismo económico, la clase media está destinada a extinguirse, lo cual es referente de la distribución de la riqueza y las tendencias que se van marcando en cada época.

La economía se puede entender como la relación que existe entre lo que se produce, como se distribuye y el modo de colocación en el mercado.

Así mismo se entiende y dilucida la relación entre los países, que es lo que producen y a donde lo venden. Si quieres entender la economía de una nación, es necesario analizar su sistema educativo. Ahí es donde se pueden apreciar los primeros patrones de conducta que más adelante se convertirán en comportamientos sociales. Es necesario entender la economía de manera general, para entender las particularidades de cada persona.

“Todos los signos meteorológicos de la economía indican un crecimiento de la no libertad”: Max Weber

Nuestro momento nos permite tener capacidad de análisis, anteponer el criterio a la inercia de las masas, congeniar y estructurar ideas y posturas ante los escenarios que se ostentan como adversidades. Es lógico, que nunca podría haber una ciencia social en términos en los que pudiéramos formular los futuros conceptos de la ciencia social misma, y es absurdo buscar un sistema cerrado de conceptos como verdades absolutas.

El ritmo macroeconómico, reconstruye los términos de la realidad y su idealización, en donde en una manera automática la gran mayoría trabaja 8 horas, se endeudan para comprar un auto y una casa y recorren un camino sin idealismo, pero si un camino que es guiado por la pretensión material. Sin utilizar las condiciones utópicas, pero sin caer en el desánimo de la esencia del ser humano, progresar.

Las sociedades macroeconómicas, van más allá del tiempo y del ser, son un reflejo colectivo de un cúmulo de individualidades. Para el hombre de virtud es la libertad misma, para el ambicioso, es la esclavitud, para el soñador es la cima, para el ajeno la condena.

IN SILENTIO MEI VERBA.
ROBERTO VALDES AHUMADA.